08 mayo 2012

He dicho corcho

Llego al gimnasio, abro el cuartillo de las profesoras, dejo la botella de agua, cojo el cuaderno y el boli, me coloco en la puerta, estoy dispuesta a empezar la clase pero los chicos están un poco “primaverales”, el tiempo ha mejorado, ha terminado la segunda evaluación, no me hacen mucho caso y huele a finde largo (de eso tengo yo la culpa, de vez en cuando les dijo: “huele”, aspiro intensamente cerrando los ojos y pongo cara de hmmmm, me miran sorprendidos y al abrir los ojos les comento: ”huele a puente”, o “huele a vacaciones”, se ríen y comentan “si, hmmm”, yo sé que prefieren el olor de los bocadillos pero me hace gracia que me sigan la corriente). Esta evaluación tenemos combas y voley, a las chicas les gusta lo primero y a los chicos las pelotas. Cambiamos según el día, si es malo por el viento o hace demasiado frío toca combas, en otro caso, voley. Cristina me pregunta: “¿combas o voley?”,
M. E.: Voley
Cristina: “co..”
Abro muchísimo los ojos con expresión de sorpresa e incredulidad y miro a Marta mientras le pregunto:
M. E.: ¿ha dicho corcho?
Las dos se ríen y me contestan con todo el cuerpo: “si”, nos reímos.
Tienen prohibido decir tacos en mi clase y jugamos con las palabras para hacerlos evidentes, procuro que los reproches no cansen. Comentarios del tipo “señorita, o caballero, modere su lenguaje” les hacen reír y evidencian las palabrotas, tanto que en un par de meses cuando alguien dice una palabra prohibida, otro le comenta: “modera tu lenguaje”, se crea un ambiente simpático y son conscientes, aunque no reduzcan lo suficiente las palabras inadecuadas.
Intento hacer callar al resto del grupo y comento: “venga que hoy hace bueno y podemos jugar a voley”. Aun no he terminado de decirlo y tengo a los chicos haciendo grupos y dispuestos a sacar el material, pero las chicas ponen mala cara y una de ellas…
Eva: ¿a voley?, co…
Repito la operación, mirando a las compañeras de Eva y vuelvo a preguntar:
M. E.: ¿ha dicho corcho?
Lucía: “si”
Jeni: “no, ha dicho co..”
Se ríen todas, hago un gesto para decir ¿en qué quedamos?, se vuelven a reír y Eva que es una muchacha muy alegre, ruidosa, buena estudiante, explosiva, impulsiva, un torbellino de energía y hormonas aunque educada, en fin, un encanto como casi todas:
Eva: “no, no, bueno si, no, pero no, bueno, si”
No puedo quedarme seria, estoy deseando saber por dónde sale, ¿en qué acabará bueno si, pero no?.
Eva: “si, he dicho co.., pero co.. no es un taco, está en el diccionario – todo ello hablando alto y gesticulando mucho, me mira, es consciente de que se está metiendo en un lío, se ríe abiertamente – bueno, no es que yo me dedique a buscar esas palabras en el diccionario.
M. E.: ¿otras si?
Eva me mira, se muere de la risa y me dice “he dicho corcho”.
Paso lista entre risas y nos vamos al patio

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