18 diciembre 2012

Tutoría, padres y alumnos

Este curso soy tutora de 4º B de ESO. Cunado ejerzo este cargo suelo serlo de ese nivel, la optatividad hace que solo unos pocos profesores (lengua, inglés, educación física, historia,...) demos clase a todo el grupo, el resto los tienen mezclados con los alumnos de otros grupos de 4º. Como es difícil ser tutora de alumnos a los que no conoces más que de la hora de tutoría nos eligen a las de Educación Física, digo "las" porque en mi centro somos dos mujeres, una morena y una rubia como en la verbena de la paloma.
Es un nivel difícil, por una parte hay que empujar a los que quieren hacer un ciclo formativo para que titulen, para que no se limiten a hacer la prueba de acceso, siempre es mejor tener otro título y una formación más amplia. Y a los que quieren hacer un Bachillerato hay que presionarles (al menos intentarlo), para que se "metan un poco más de caña", el próximo curso se les hará muy cuesta arriba si no cogen algo mas de ritmo estudiando. Ha llegado el momento de la evaluación y mentalmente repaso un poco el trimestre.
Hablar con los alumnos es como predicar en el desierto, te escuchan, te dan la razón y seguidamente se olvidan de todo, de lo que les has dicho y de lo que te han prometido. Eso si, algunos lo hacen con mucha gracia, son tan divertidos que me resulta imposible enfadarme.
Con los padres es muy variado, algunos están muy preocupados por sus hijos, si estudian bastante, qué futuro tendrán, el trabajo está muy difícil y hay que tener mejor formación para encontrar un puesto. Otros se agobian más que los hijos, en ese deseo de una vida mejor para ellos les presionan para que obtengan los resultados que ellos consideran ideales. Hay que apoyarles y relajarles, nunca sé bien cómo acertar. Este curso están preocupados e implicados, he podido hablar con ellos a gusto, intercambiando opiniones, enriqueciendo la visión de sus hijos para poder ayudarles, darles un empujón.
Antes de la evaluación reflexionábamos, más bien era yo la que intentaba que lo hicieran mis tutorados, sobre lo trabajado, los suspensos que esperaban, Alfredo tira el bolígrafo a la mesa, se recuesta sobre la silla y con gesto displicente me dice "yo, eso" mientras señala el boli. Varios compañeros y compañeras le secundan y confiesan que han trabajado muy poco. En ese momento mi sentido de la responsabilidad tiene las lágrimas en el balcón a punto de salir, ¡no puede ser cierto!, doce entrevistas con padres en directo, tres llamadas telefónicas, frases de aliento, varias broncas, juramentos de trabajo constante a lo largo de estos meses ... ¿Y ahora?, estoy asustada y preocupada, nunca pensé que iba a conseguir tan poco.
El lunes miré las primeras notas y casi me quedo ante el ordenador sin respiración, ¡qué mal!, solo cuatro materias y algunos con dos suspensos, otros con los cuatro. Por un momento me han desaparecido los rizos, creo que tengo los pelos de punta, ¿qué pasará cuando pongan el resto?.
Con miedo he vuelto a mirarlas antes de ir a comer, ya estaban todas, ¿todas?, increíble, los compañeros han sido puntuales, gracias, tendré tiempo de hacer la valoración; pero antes he de echar un vistazo rápido, confieso que había desconfiado de ellos y pienso disculparme cuando les entregue las notas, han sido bastante aceptables, más de media clase está entre 0 y 2 suspensos, las notas que pusieron en primer lugar eran las peores, por eso el resto se limitó a mejorar las medias en vez de añadir calabazas a los resultados. 
Además de las notas les daré algún "premio", se lo han merecido.

Lo digo muchas veces, pero es cierto, son geniales.

11 diciembre 2012

Más de lo mismo

Voy a empezar la clase y aparecen dos niñas de 1º, Cristina y Vanessa; la primera es repetidora, la conozco; aunque no le doy clase, el curso pasado tuvo un problema con otro compañero y realizamos una mediación con un resultado muy favorable.
Les pregunto si tienen clase con Pilar y me dicen que me buscan a mí. Sorprendida les pregunto para qué.
C.: "Es que nos ha dicho Yoli (una profesora de lengua que pertenece al Seminario de Convivencia desde hace varios años) que te busquemos para hablar contigo".
Está claro que han tenido un problema con alguien, casi seguro es Cristina quien se ha visto implicada y Vanessa solo la acompaña. Toca clase con la UIEE, son pocos y el gimnasio es para mi así que les organizo la actividad mientras invito a la pareja  a que me esperen en el vestuario de las chicas.
Pido a mis alumnos que empiecen la clase sin mí; que me permitan unos minutos, mientras ellos juegan, para que yo hable con las niñas; encantados de no verme un ratillo, me dan permiso.
Entro en el vestuario y Cristina no me deja ni decir una palabra, es una muchacha a la que la adolescencia le ha caído de golpe, no le llegó poco a poco, es como si ella se durmiera un día como niña y se despertara con todas las hormonas alborotadas; la veo por los pasillos mirando a los chicos, asomándose a otras clases para ver a "fulanito" o "menganito", cuando coincidimos en el patio dando clase (yo con mi grupo y ella con el suyo) me ha preguntado por el nombre de alguno de mis alumnos, en fin, adolescente llena de hormonas y energía.

C.: "Mira, llevo un día negro, de verdad, negro, negro, es que todo me sale mal, y ahora ésto, es que solo me faltaba ésto, me he metido en el baño y he pensado ¡pero qué día de m...!, es que no puede ser".

Dejo que se desahogue un poco si no lo hace no podremos hablar, miro a Vanessa que asiente con la cabeza mientras su amiga habla.

M.E.: "Anda cuéntame qué ha pasado y yo te intento ayudar".
C.: "Nada, que estábamos en el recreo y se acerca Luis, que ahora está en 2º (hace un gesto muy gracioso, por desgracia inefable, reconociendo que ella debería estar también en 2º), que somos muy amigos y me dice que por qué he dicho de él esas cosas, y te aseguro que no he dicho nada, no lo entiendo, pero si somos muy amigos (en este momento ya no puede más y se levanta y se pasea gesticulando, me encantan cuando muestran sin pudor estos alardes de vida) y se lo he dicho, pero que yo no he sido, que te aseguro que no, pero está enfadado conmigo. Y luego viene Soraya, que es compañera mía y me dice también lo mismo, pero que yo no he dicho nada de ella (mientras lo afirma se acerca a mí para intentar convencerme de su verdad) y luego Andrea con cuatro chicos más, todos a gritarme y a decirme cosas".

En ese momento se sienta a mi lado, su gesto es de total impotencia, no entiende nada, está muy frustrada, se siente víctima de un complot y tanto la situación como sus emociones están completamente desbordadas.

M.E.: "Vamos por partes, ¿has tenido algún problema con alguno de ellos?".
C.: "No", me pone una carita de niña buena sorprendida que es imposible dudar de que dice la verdad.
M.E.: "Algo, aunque que te parezca poca cosa".
C.: "Si, a Soraya le dije tonta el otro día porque me puso la zancadilla y casi me caigo, y va y se ríe de mí."
M.E.: "¿Cuándo pasó esto?"
C.: "El otro día en el pasillo de plástica, que había mucha gente y me hizo eso."
M.E.: "¿Estás completamente convencida de que fue ella?"
C.: "Bueno,..., verla no la vi, pero se rió."
Muchas dudas, ella es muy rápida respondiendo, ahora Cristina también duda de si se ha equivocado.

M.E.: "Quizás solo te vio dar el traspiés y se rió, eso da risa".
C.: "Bueno, quizás".
M.E.: "A mí todo esto me parece raro, ¿Te han dicho quién les ha dicho que tu decías?"
C.: "No", pero me mira como diciendo "en eso no había pensado yo".
M.E.: "Para mí está claro que alguien está enfadado contigo y va diciendo cosas para que otros se enfaden contigo. ¿Qué te parece si mañana en el 2º recreo nos reunimos todos?, vosotras, Luis, Soraya y Andrea y hablamos de este lío.

Cristina se levanta como si ya estuviera todo solucionado, hace un gesto a Vanessa para que la acompañe, me mira relajada y me pregunta:
C.: "A ellos se lo dices tu o se lo digo yo"
M.E.: "Yo, yo, que será mejor, tu ya no hagas nada, nos vemos mañana, ¿vale?".
C.: "Gracias María Eugenia, ¡cuánto me alegro de haber venido a verte!", me dedica una preciosa sonrisa y desaparece de la mano de su amiga. 

Respiro hondo para recolocar todo en mi cabeza, apuntar los nombres de todos los implicados en el lío y pensar cómo podré organizarme para avisar a todos mañana, ya veré. También pienso en Vanessa, ¡qué bueno es tener una amiga así en estos momentos!, alguien que te acompaña, te apoya y no te complica nada la vida, creo que una persona así en momentos como el que vivía Cristina es un auténtico lujo, pero ahora toca seguir con mi clase.

05 diciembre 2012

La primera en primero

Empezamos el curso y con él las actividades de convivencia. Este año tengo mucha suerte, hay varias tutoras de 1º y 3º de ESO que se han apuntado al Seminario, eso supone que van a aprender a hacer las dinámicas y actividades que propongo luego las pondrán en práctica en sus respectivos grupos.
De momento empiezo yo, la primera es para romper el hielo, para que los chicos se enganchen, se animen. Las tutoras, que siempre están presentes y dispuestas a colaborar como fotógrafas y participantes, se hacen a la idea de cómo hacerlo.
Siempre empiezo explicándoles que la verdad es como una tarta dividida en porciones y que si no tienes toda la tarta es imposible tener toda la verdad, que solo tienes tu trozo y que un trozo solo es eso, un trozo.
Es importante que comprendan que dos personas que afirman cosas opuestas pueden decir la verdad. Si yo digo que una persona tiene dos ojos y otro dice que solo tiene pelo, quizás se deba a que yo miro de frente a la persona y la otra ve su cabeza. Ambas tenemos razón, decir cosas diferentes, opinar diferente no es síntoma de una verdad y una mentira; todo puede ser cierto.
Les pongo ejemplos de cómo una situación se vive como un conflicto por pensar que mi trozo de tarta, de verdad, es toda la verdad y tengo derecho a enfadarme, a insultar, incluso a ofender a otros en vez de pensar que quizás hay otros trocitos de tarta que me pueden ayudar a ver todo diferente, a aceptar una situación, a comprender un comentario.
Les cuento una experiencia que viví cuando era Jefa de Estudios Adjunta, añado algunos comentarios que me parecen necesarios para alcarar y completar la situación. "Un día en el que estábamos las dos jefas apareció un profesor muy, muy enfadado, traía cogida del brazo a una alumna, (Esther una repetidora de 2º de ESO) y la soltó mientras decía: "aquí os la dejo, luego vuelvo, tengo una clase rota por su culpa" y se fue. La niña estaba de pie, alterada y digna, nos miraba como diciendo: "tengo razones para hacer lo que hice". En ese momento la Jefa de Estudios Principal (J.E.) le preguntó:
J. E.: "¿Qué ha pasado para que Alfredo esté así de enfadado?"
E: "No sé"
J.E.: "¿Cómo puedes decir eso?, te acaba de traer del brazo".
Esther se encogía de hombros, pero era palpable su rabia interna.
M.E.: "¿Tenías clase con él ahora?"
E: "No"
J.E.: "¿Qué hacías en su clase?"
E: "Hablar con Lidia" - su tono era cortante, pero poco a poco se volvía desafiante.
J.E.: "¿Te ha pedido Alfredo que salieras y no le has hecho caso?"
E: "No, he entrado a decirle a Lidia que la p... será ella".
J.E.: "A ver, ¿estaba la clase empezada y has entrado a decirle eso a Lidia?"
E: "Claro, que ella va diciendo eso de mí" - era evidente que culpar a Lidia le liberaba de responsabilidad, o así lo veía ella.
M.E.: "¿y hay que decírselo en mitad de una clase?"
E: "Es que me lo acaba de decir Almu".
Almudena es otra amiga del grupo, son del mismo pueblo.
Después de varios interrogatorios a todas las implicadas conseguimos descubrir que Lidia y Esther eran muy amigas, Almudena se sentía desplazada por lo que inventó una mentira que las separase. Lo malo es que funcionó, Esther no fue a buscar a Lidia, su amiga, su persona de confianza, para preguntarle qué había de cierto en esa habladuría; en ese momento creyó que lo contado por Almu era toda la tarta, no lo dudó y actuó en consecuencia.
Miro a mis "primerines" y les pregunto:
M.E.: "¿Entendéis lo de la tarta y la verdad ahora?"

EL CONFLICTO - 5 La lucha de poder (globos)

Al hablar de conflicto con el alumnado les pongo un ejemplo:  Imaginad que llego a clase y le digo a mi amiga, "mira qué zapatillas más...