18 febrero 2015

Poder o no poder

Subo hacia mi grupo, hoy toca tutoría, cuando me llama una compañera y me dice que está un poco cansada de mi grupo, que ya vale de protestar y de comentarios en voz alta. En concreto se queja de una chica que le está poniendo pegas todo el día, que dice que no entiende nada con ella, en fin, una situación frecuente, más de lo que debería, pero muy incómoda para todos.
María: "Estoy cansada, siempre con lo mismo. Pero sobretodo con los comentarios en voz alta. Que si a mí no me preguntes que ya sabes que no te entiendo, que si no lo tengo hecho porque contigo todo es más difícil,... Que yo también sé decir cosas y hacer comentarios en voz alta, ya le he dicho que por mí como si no existiera, que no le voy a volver a preguntar".
Contaba todo deprisa, entre molesta, nerviosa, impotente y cansada. La comprendí perfectamente y le prometí abordar el tema con mi grupo, en especial con Ainara. Mientras subía a clase, (solo quedaban dos tramos de escalera, pero afortunadamente el cerebro no entiende de tiempo y funciona en otra dimensión), pensé en María, comprendo que cuando pasas tantas horas a la semana explicando conceptos abstractos y sin una utilidad inmediata y tienes delante veintitantos adolescentes haciendo comentarios inoportunos, quejándose sin aportar soluciones y frenando la clase, hay un momento en que ya no puedes más y entras a su juego; yo lo considero un error, un adolescente siempre podrá con nosotros, y si son muchos... Pero comprendo perfectamente a María y a tantos y tantos profesores que viven situaciones así.
Con estas ideas bullendo en la cabeza entré en el aula recordándoles lo que habíamos hablado hace poco sobre los enchufados, sobre los alumnos enchufados y que querría que hablásemos sobre los profesores a los que les tenemos manía.
Me encantó, nada más decirlo y Ainara, que está en primera fila, me clavó su mirada más pícara y su sonrisa más angelical.Como si tuviéramos un bocadillo de esos de los cómics y nos habláramos por telepatía. Sin palabras la conversación fue algo así:
Ainara: "Te has encontrado con María y te ha hablado de mí".
M.E.: "Va a ser que sí".
Estuvo interesante porque los chicos asumen que los profesores tienen más poder.
M.E.: "Más poder no, más rango".
Lucía: "Bueno, si, pero es lo mismo".
M.E.: "Yo creo que no, pero amos a verlo".
M.E.: "¿Por qué le cogéis manía a un profesor o profesora?"
Juan: "Porque te suspende".
Ángela: "Por su forma de ser, porque no te cae bien".
Álex: "Porque no te entiendes con él o ella".
Ainara: "Porque te compara".
Noelia: "Porque se toma demasiadas confianzas".
Bianca: "Te ignora".
Voy escribiendo todo en la pizarra para que no se nos escape nada, sobretodo para que no se me olvide, eso de que se duelan por ignorarlos me ha llegado al alma, es cierto que solemos interactuar más con quienes son más participativos y olvidamos un poco a otros.
M.E.: "Vale, tenemos un buen montón de ideas. ¿Qué hacéis ahora?".
Bruna: "Nada".
Les miro con mucha, mucha intención, todos sabemos que eso no es cierto, otra cosas es que no tengan claro su poder, pero hacer hacen y nos llega.
Ainara: "Enfadarme y mostrarselo".
Luis: "Fastidiarle".
Claudia: "Mirarle mal".

¿De verdad creen que eso no es poder?, me parece que el problema radica en que no son conscientes de su poder ni de cómo lo utilizan, habrá que hacer algo, se termina la hora.

EL CONFLICTO - 5 La lucha de poder (globos)

Al hablar de conflicto con el alumnado les pongo un ejemplo:  Imaginad que llego a clase y le digo a mi amiga, "mira qué zapatillas más...