31 mayo 2017

"Me falta algo"

Esta mañana he tenido una clase un poco difícil, sé que es final de curso, sé que hace un calor insoportable en las aulas y mucho más en las pistas, pero eso nos pasa a todos, no solo a los alumnos, los profesores también somos personas humanas que nos cansamos, tenemos calor y estamos incómodos.
Como decía, esta mañana no había manera de conseguir que los alumnos me hicieran caso, les he pedido que jugaran mientras yo preparaba el material, un alumno que no puede correr por una lesión se ha acercado a preguntarme si necesitaba ayuda y entre los dos hemos organizado todo en un momento.
Pido al resto que hagan la movilización articular a la sombra y al poco me incorporo al grupo, les repito, ya lo dije el otro día, (soy muy pesada, lo sé, pero el sol hay que tomarlo con cuidado), que ahora empiezan las piscinas y que deben cuidar con el sol, que utilicen cremas de protección, que se pondrán morenitos y morenitas igual, pero con menos riesgo para su piel. Luego les pido que me sigan.
Llego al cuarto de material y no me ha seguido nadie, ..., me sorprendo, espero, ..., un minuto, dos, tres, cuatro y mi paciencia se acaba. Salgo, empiezo a recoger todo lo que había preparado y se acerca una alumna, Alba, una niña preciosa, alegre, tímida en ocasiones, con una expresión de osito de peluche simpático que me desarma cada vez que sonríe; me pregunta qué sucede, le digo que llevo cuatro minutos esperándoles y me he cansado. Con una mirada de pena y súplica me dice muy suavecito, "perdona, no nos hemos dado cuenta". Bastante sé yo que no se han dado cuenta, el calor altera mucho las hormonas y éstas el oído, pero de forma selectiva, solo dejan de escuchar lo que decimos los profesores. 
Me hago la dura, estoy dispuesta a que aprendan la lección; y sigo recogiendo todo y me coloco en la sombra. Me rodean y guardan silencio, no es la primera vez que estamos así. 
Les digo que pueden jugar a vacas o a lo que quieran, que yo estoy cansada de que no me hagan caso, que si quieren seguir como en el recreo que lo hagan. No tienen claro qué hacer, están parados.
En ese momento decido dar un paso más.
M.E.: "Alba, ¿con quién vas a ir de pareja?"
Alba: (sorprendida y con una sonrisa que vale su peso en oro, mira a sus amigas y me dice) con "Clara y Edurne".
M.E.: (pongo cara de sorpresa), "¡Pero eso es un trío!"
Se ríen, se miran, me miran. Empiezo a caminar hacia el cuarto de material mientras les comento "que hacen unas parejas un poco raras", ellas se ríen, cogen el material y empiezan a jugar.
Vuelvo a la sombra y los chicos me preguntan que por qué ellas juegan.
M.E.: "Porque Alba ha dicho algo especial".
Luis: "Por favor, podemos jugar"
M.E.: "Por favor era el otro día, ahora necesito algo más"
Álvaro: "Queremos hacer la clase, por favor".
M.E.: "Me falta algo".
Les dejo reflexionar, no lo han comprendido aun, hoy les cuesta, pero confío en ellos. Cambio de sitio, me siento a ver al trío reírse y jugar.
Junto a mí esta Marcos, me mira, sé que está pensando, (es un muchacho serio, educado, agradable, y suele pensar, piensa antes de hablar y antes de actuar, me encanta), y yo estoy segura de que dará con la clave. 
Marcos: "Te lo hemos pedido por favor"
M.E.: "Lo sé, pero me falta algo"
Le miro con intención, casi con intención telepática, quiero que dé con la clave.
Marcos: "¿Por qué ellas juegan?"
M.E.: "Porque Alba ha dicho algo, algo especial"
Marcos: "No te hemos hecho caso, pero el próximo día nos portaremos mejor"
Ha sido como música para mí; estaba tan segura de que él podría dar en el clavo que me alegro y confirmo su inteligencia emocional al mismo tiempo, ¡me encanta que lo haya conseguido tan pronto!.
M.E.: "¿Con quien vas de pareja?"
Cuando nos dirigimos al cuarto de material viene con nosotros un grupo de muchachas, le doy el material a Marcos y ellas me miran y me preguntan qué necesito.
M.E.: "Alba y Marcos han dicho algo especial"
Cómo no, Silvia me dice que se van a portar mejor la próxima clase, es una niña preciosa, alta, guapa, buena figura, lista, con unas pecas que le aportan mucho encanto y una sonrisa que derrite el hielo y cualquier enfado. No puedo negarle nada así que le doy el material, van llegando todos y ahora se soplan las palabras mágicas, "perdón" y "nos vamos a portar mejor". Les sonrío, les doy material y por dentro estoy segura de que el próximo día volveré a hacerme la enfadada porque no se van a enterar de mis indicaciones, pero al menos hoy han conseguido estar jugando durante 20 minutos.

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