01 mayo 2015

¿Para qué estáis aquí?

El otro día entré en un grupo de 1º de ESO para realizar una de las actividades de tutoría, entré y estaban hablando entre ellos, la tutora me esperaba. Comentó a los chicos que yo estaría con ellos, uno le empezó a gritar algo, ella le respondió y salió del aula. Estuve esperando a que se callaran, situada de pie al lado de la mesa del profesor. Los miraba mientras seguían unos de pie, otros sentados, otros mirando por la ventana, casi todos hablando entre ellos.
Seguí un ratillo mirándolos y ellos empezaron a callarse y a decir a los compañeros que se callaran. 
M.E.: "Buenos días".
Varios de ellos contestaron y casi todos me miraron.
M.E.: "Hace rato que estoy aquí, ¿lo habíais notado? - asintieron con la cabeza o dijeron que sí - ¿por qué no os habéis sentado y callado?.
Me miraban con cara de sorpresa, como si estuviera diciendo algo raro, rarísimo.
M.E.: "Estamos en un instituto - hice una pausa, tiendo a ser un poco teatral - lo digo por si no os habíais dado cuenta".
Jorge: "Ya lo sabemos".
M.E.: "Entonces, ¿por qué os comportáis como si estuviérais en la peña el día que empiezan las fiestas del pueblo?".
Lo he conseguido, he captado su atención; saben que es cierto lo que yo digo, pero no se atreven a reconocerlo abiertamente.
M.E.: "¿Para qué estáis en el instituto?"
Luis: "Para aprender".
Ainoa: "Para estudiar".
M.E.: "¿Cuántos habéis aprobado todo en la primera y segunda evaluación?, todo.
Levantó la mano Andrés, un chico que participó en los dragones y que será el próximo curso uno de mis "guardianes de las energías", confío plenamente en su capacidad. Me sonreía al levantar la mano, sabe que es el único que lo puede hacer y se siente orgulloso. Le sonreí, había un punto de complicidad en el cruce de nuestras miradas.
M.E.: "¿Solo una persona?, pues está claro que para aprender no venís aquí".
Jorge: "Para pasar el rato".
Lidia: "Para estar con las amigas".
M.E.: "Eso es más real, venís aquí a pasar el rato, para relacionaros. Y encimalo hacéis mal".
Me miraban sorprendidos, sobretodo algunas chicas que suelen estar siempre entre dimes y diretes.
M.E.: "Si, si, os relacionáis mal, os pasáis el día riéndoos unos de otros, inventáis historias para desprestigiar, tenéis problemas a todas horas".
Hubiera dicho más cosas, pero ví en sus miradas un punto de preocupación, como si desearan que eso cambiara; es una de las pocas veces en las que he tenido la sensación clara de que se iban a entregar a mi propuesta y la iban a aprovechar. Sonreí y les dije:
M.E.: "¿Qué tal si jugamos un poco?".

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