29 mayo 2012

Suena diferente


En el segundo recreo suelo estar en el Aula de Convivencia con algunos alumnos y alumnas que vienen a hablar de “sus cosas”, de las “cosas de clase”, … , un poco de todo.
Ayer vinieron Susana, Anna y Mapulay, me contaban algo que había pasado en el aula.
Susana: Fíjate, han echado de clase a Pedro, y no tenía la culpa, la culpa era de Guillermo que se ha metido con él.
M.E.: y ¿por qué han echado a Pedro?
S.: porque le ha dado un golpe en la cabeza a Guillermo.
M.E.: eso es motivo para que lo echen de clase, ¿no?
Todas a la vez: noooo, la culpa ha sido de Guillermo.
M.E.: empezad por el principio.
S.: pues eso, que Guillermo le ha dado un golpe a Pedro.
Mapulay: sí, y claro, – atropellando el discurso de Susana – él ha ido a devolvérselo
S.: y lo han echado a él.
M.E.: aun no sé dónde ha pasado esto, ¿en clase, en el pasillo?.
Anna: no, en clase de plástica con Esther.
M.E.: vale, estáis en clase de plástica, Guillermo le da un golpe a Pedro ¿y?
S.: y se va a su sitio, entonces Pedro va corriendo hasta Guillermo y se lo devuelve.
M y A: y es cuando Esther lo echa de clase.
M.E.: o sea, que le dan un golpe y él sale corriendo y lo devuelve, todo en la clase de plástica.
Todas: si – ya me miran como diciendo a ver por dónde sale.
M.E.: pues si yo soy profesora de aula (en realidad soy de patio y allí es diferente) y veo a un alumno que corre y golpea a otro también lo expulsaría.
S.: pero la culpa es del otro.
M.E.: ¿por qué?
A y S: porque le ha pegado primero.
M.E.: ¿y?
Todas a la vez “pues que es el que tiene la culpa”, y lo dicen muy convencidas.
M.E.: vamos a ver, a mí me dan un golpe en clase y ¿lo único que puedo hacer es correr y devolverlo?, - enfatizo mucho la pregunta - pues no estoy de acuerdo.
Susana me interrumpe rápidamente para decirme algo: “bueno, (cuando se escucha empieza a pensárselo, cree que hay algo más detrás de mis palabras y prefiere darse un poco de tiempo), no sé, sigue”.
M.E.: yo puedo quedarme en mi sitio y esperar al final de la clase para darle una leche; puedo esperar al final de la clase y preguntarle a qué viene ese golpe; puedo decírselo a la profesora; puedo no hacer nada; puedo levantarme, correr y darle yo. Pero en cualquiera de los casos soy la única responsable de lo que hago, ¿o no?
M.: hombre, visto así…
M.E.: es así.
S.: bueno, sí, pero es que si te dan… - hace un gesto con las manos como diciendo que no se puede hacer otra cosa; la miro y me encojo de hombros mientras le contesto "siempre puedes elegir".
S.: bueno...
Anna se ríe ruidosamente mientras comenta “es que lo dices de una forma”, “suena diferente” comenta Mapulay.
M.E.: ¿diferente a qué? - las miro con intención, sonrío suave - ¿diferente a lo de siempre?
Nos reímos todas. Es importante provocar para que rompan con las inercias de siempre, que intenten algo nuevo y que, además, vean que funciona mejor, al menos si quieren tener menos conflictos. 

22 mayo 2012

Patinar con las emociones


Acabo de realizar la actividad sobre las emociones con 1º de ESO. Sin duda lo mejor es la mirada de Eduardo, su tutor, en cada actividad le entrego la cámara de fotos, la usa y cuando me la devuelve me sorprende con las instantáneas que consigue, muchas gracias por ser capaz de ver el mundo así y por compartirlo con los demás.

Hoy tocan las emociones y los sentimientos - están bastante pasivos, no participan casi, pero da igual, yo sigo – les digo que hay cuatro básicas, que dependen de la cultura, les cuento que podemos sentir muchas cosas a la vez, que no hay sentimientos buenos ni malos que lo bueno o malo es cómo expresamos la emociones, les hablo de las necesidades, de que hay un componente cultural importante,…, les cuento muchas, muchas cosas y espero que sientan alguna mientras les invito a jugar conmigo.

Les cuento que lo que sentimos depende de nuestras necesidades, emociones y necesidades son como un árbol, la parte que se ve (tronco, ramas, hojas, flores, frutos) son las emociones y  la forma en que las expresamos; la parte que no se ve (las raíces) son las necesidades y como no se ven tan fácilmente hay que buscarlas.
Las necesidades son universales, las tenemos igual aquí que en el polo norte o en China, por ejemplo: todos tenemos necesidad de alimento, todos necesitamos sentirnos queridos, incluidos en un grupo,... luego les proyecto una lista de sentimientos que aparecen cuando mis necesidades están cubiertas y otra de los que pueden aparecer cuando no. Siempre me comentan su sorpresa ante estos listados, (“no me imaginaba que había tantas”, “nunca creí que se pudieran sentir tantas cosas”,…).

Los humanos tenemos la cualidad de sentir emociones diferentes, incluso contradictorias, al mismo tiempo, no somos “sentidores sucesivos”, (las profes de lengua me miran raro cuando lo digo y también juego con ellas preguntándoles: ¿me lo acabo de inventar, verdad?, sonríen y afirman), no es que ahora siento hambre, luego siento cansancio y después alegría, para nada, puedo estar contenta porque me ha salido bien el examen de inglés y nerviosa hasta que me digan la nota y dolida porque mi compañera no me ha dejado el tipex y cansada porque he dormido poco y... así mucho más. Les sorprende, nunca se lo habían planteado pero están de acuerdo.

También les comento que hay factores externos que nos influyen y pueden favorecer que nos sintamos de una forma u otra. Les entrego una hoja de sucio y en la cara no utilizada les pido que dividan el espacio en 4 partes y cuando escuchen las músicas que les voy a poner utilicen el bolígrafo como si fuera un patinador que patina sobre hielo. Es increíble la cantidad de patinadores diferentes que hay. Las músicas 1 y 4 son más pausadas, la 2 y la 3 tienen otro ritmo y propicia que los dibujos sean diferentes. Cuando terminamos selecciono algunas de estas hojas y les comento, señalando el dibujo de la pista 1: “si estas en un día así y Juan tropieza con tu mochila y te grita que la retires, seguramente lo haces”, pero si están en un día así (señalo la pista 3), …, ¿Qué pasaría?”
-          lo mandas a la porra
-          la colocas peor para que se fastidie
-          ese día se la come
-          le insultas
-         
Con el dedo todavía en la pista 3 les vuelvo a preguntar, “¿y si tú estás bien y alguien te habla así?”
-        -   lo mandas a escaparrar
-        -  le gritas tú también
-       -  ese día le puedes hablar, tú estás bien, si eres asertivo (eso lo hemos visto ya) igual se calma
-        - bueno, eso también
-         -  

Lógicamente me emociono cuando hacen un comentario en el que son capaces de aplicar algo que hemos trabajado antes. Suelo creer que no les llegan bien los mensajes, pero me sorprenden con frases así, son geniales, merece la pena seguir esforzándose.

21 mayo 2012

Carta del IES Siglo XXI


Señora consejera:
La comunidad educativa del IES Siglo XXI de Pedrola, como sucede en el resto de los
centros públicos de Aragón, se encuentra enormemente preocupada por las medidas
de ahorro que se vienen anunciando sobre el presupuesto del Departamento de
Educación del Gobierno de Aragón. Medidas que, a 21 de mayo, conocemos de forma
difusa, parcial e inconexa y que generan una grave inquietud entre el alumnado, las
familias y el profesorado.
Nuestro centro comprende perfectamente la preocupante situación económica en que
se encuentra el conjunto del Estado. Todos tenemos familiares y/o amigos en paro,
con problemas bancarios e, incluso, sin subsidio alguno. Algunas de las familias de
nuestros alumnos se hallan en situación tan precaria que no pueden pagar ni los
cuadernos necesarios para realizar las tareas académicas diarias. Comprendemos,
por tanto, que a los ciudadanos se nos exija un cambio radical de mentalidad que
ponga sus principios y prioridades en fomentar un estado en el que primen los
científicos, los investigadores, los humanistas, los técnicos y los emprendedores sobre
los depredadores crematísticos y los embaucadores que nos han conducido a
semejante situación.
Por ello, estamos de acuerdo en que es fundamental en estos momentos mirar con
lupa los gastos superfluos de todos los departamentos que forman el gobierno de
Aragón, pero también no aplicar medidas indiscriminadas que mermen la calidad del
sistema educativo. Muy al contrario, es ahora, y desde ahora, cuando la comunidad y
el conjunto del estado deben abonar el terreno para que en futuros ciclos negativos de
la economía nuestro país no se vuelva a encontrar en meandros innavegables como
el actual.
Señora consejera, las medidas de recorte que desde los organismos políticos se están
tomando SÍ afectan a la calidad de la educación. Afectan gravemente al conjunto de
los centros públicos de Aragón:
En el IES Siglo XXI, por ejemplo, el aumento de las horas lectivas impartidas por el
profesorado implicará la desatención de proyectos que la plantilla desarrolla de
manera voluntaria en sus horas complementarias: las tutorías individuales (atención en
horas complementarias de alumnos con problemas de aprendizaje, disciplina o
relación social por parte de un profesor que no pertenezca a su junta de evaluación);
los apoyos de compensación educativa con alumnado de minorías sociales con claros
síntomas de absentismo o abandono escolar; la atención al alumnado con materias
pendientes de cursos anteriores (aspecto que en muchas ocasiones aumenta las
posibilidades de fracaso escolar); el desarrollo de las nuevas tecnologías y la atención
a los recursos obtenidos por el Programa Escuela 2.0; el desarrollo del programa de
calidad del centro; el desarrollo, perfeccionamiento y difusión de la web del centro; la
comisión de cultura del instituto (pensada para difundir entre el alumnado la
importancia de las ciencias y las letras en la sociedad actual y para extender esta idea
por nuestra zona de influencia); el fomento de la biblioteca escolar como motor
pedagógico e informativo del centro; la implantación y desarrollo del grupo de
convivencia y mediación que, en nuestro centro, está dando importantes frutos en
materia de disciplina; la coordinación con los centros de primaria de la zona, con losque estamos diseñando un complejo plan de transición entre etapas; la formación
permanente del profesorado; la supervivencia de los desdobles en los ciclos
formativos; los apoyos en los grupos de ESO más conflictivos o con peores resultados
académicos, etc. Todo ello, que para nosotros supone la diferencia entre educación
estándar y educación de calidad, será imposible llevarlo a cabo.
Por otro lado ha de saber que en muchos centros aragoneses, entre ellos el Siglo XXI
de Pedrola, no existen aulas que puedan albergar la ratio de alumnos por grupo que
ha sido prevista para el curso 2012-13. El aula más grande de nuestro centro se utiliza
en bachillerato y hemos conseguido que en ella den clase apretadamente 28 alumnos.
En las aulas de ESO a duras penas podemos meter a 24. Es decir, ya no es sólo que
las materias se impartan con mayor dificultad en estos grupos y que en ellos resulte
imposible una atención mínimamente individualizada por parte del profesor, el
problema es que no caben más alumnos, si todos ellos han de tener una mesa y una
silla.
Finalmente, y por mencionar solamente los aspectos más graves de los muchos que
nos preocupan, queremos transmitirle nuestra profunda inquietud por el futuro del
profesorado en régimen de interinidad. Un país con la tasa de paro del nuestro, con la
complejidad social del nuestro, con la necesidad de desarrollo educativo y cultural del
nuestro, no puede desprenderse de tantos profesionales valiosos y excelentemente
preparados. Sería como decir que su labor es superflua y prescindible, y que el resto
del profesorado nunca ha trabajado al cien por cien en su labor docente. No se puede
lanzar este mensaje, explícita o implícitamente, al conjunto de la sociedad. Sería un
mensaje falso, injusto y humillante, que menoscabaría uno de los principios
fundamentales de cualquier estado democrático: que la educación de calidad, por
encima de cualquier otro valor económico o no, es la mejor inversión presente y futura
para una sociedad desarrollada, moderna y tolerante.
Atentamente.

Claustro, C.E….

15 mayo 2012

Además es imposible

Estamos en el cuartillo de ordenadores dentro de la sala de profes, como ha terminado el recreo vamos entrando y saliendo, los de guardia de patio, los que no tienen ahora clase, los que tienen guardia luego, … y todos se suman a la conversación que como versa sobre el baño de las chicas está más animada por las profesoras que por los profesores.

L. :
“Es que no puede ser. Todo el recreo pendiente del baño, no puede ser, les digo que salgan y vayan a Jefatura de Estudios y me dicen que por qué, ¡como si no lo supieran!, ¡pero si estaba saliendo humo del baño!, oye Mª Eugenia, tú que sabes más de esto, ¿qué se puede hacer?
M. E. :
Nada
L. :
¿Nada?, o sea que estas mocosas se nos pueden reír en las narices y ya está.
M. E. :
Mujer, depende de cómo te lo tomes – he aprendido a lo largo de mis años de profesión que hay situaciones en las que a veces se puede y se debe intervenir, que hay otras muchas en las que no se puede y algunas en las que no se debe intervenir, hay que aceptarlo.
L. :
¡Cómo me lo voy a tomar! – estaba realmente indignada, Laura es una profesora joven de FOL (formación y orientación laboral, se da en Ciclos Formativos), coincidimos en la guardia de los jueves, es muy cumplidora y responsable, por eso entiendo bien su rabia - ¡Pero es que están fumando en nuestras narices, que el baño está puerta con puerta con la sala de profesores!, ¿y me dices que no se puede hacer nada?
M. E. :
Me temo que no, cuando salió la ley que prohibía fumar en cualquier zona de los edificios públicos yo estaba en el equipo directivo y llamé a Sanidad, pregunté si se podía poner alguna sanción económica a los alumnos que estuvieran fumando y me dijeron que no, que para eso tenía que haber alguien que perteneciera a Sanidad y coger al alumno o alumna con el cigarrillo en la mano, que de no ser así no se podría multar; le pregunté si podríamos amenazar con multas y me contestó que nosotros veríamos, pero que no las podríamos aplicar.
L. :
Es increíble que nos tengamos que quedar de brazos cruzados.
E. :
Yo no pienso meterme en el baño a ver quién fuma y quién no - Elena es profesora de francés y ha llegado en mitad de la conversación.
C. :
Además, para eso tendríamos que estar con ellas – es Claudia, de lengua, también tenía guardia de patio.
M. E. :
Si, estar dentro del baño y que entrasen de una en una.
C. :
Mira solo nos faltaba eso
L. :
Es como el otro día, que me voy a una actividad en Zaragoza y me dice una alumna; “pero yo puedo fumar allí”. Le contesto que no, que es como estar en el instituto y me salta: “¿me vas a prohibir fumar en la calle, o qué?”, le digo que sí y me llama la madre al día siguiente comentándome que cómo le voy a prohibir a su hija fumar en la calle, que ya es mayor y que ella le deja. Tiene narices, no ha llamado a preguntar por los dos suspensos y sí para reclamarme que su hija fume.
C. :
¡Es increíble!
E. :
Hemos perdido el norte.
C. :
Así no se puede trabajar, estamos atados, por una parte los chicos, por otra los padres, es imposible.
L. :
María Eugenia, ¿de verdad me dices que no se puede hacer nada?
Me encojo de hombros, no es un gesto de resignación sino de aceptación de una realidad.
Me duele ver a mis compañeras llenas de impotencia y frustración, me duele sobre todo, porque las entiendo y comparto sus puntos de vista, pero los años me han hecho comprender que “lo que no se puede no se puede y además es imposible”, y si a una madre o a un padre le parece más importante que su hija o hijo fumen que el hecho de lograr una formación que les permita un mejor futuro profesional, pues es así y no se puede cambiar; todos tenemos prioridades y las de los padres de nuestros alumnos son, en muchas ocasiones, diferentes a las nuestras.

08 mayo 2012

He dicho corcho

Llego al gimnasio, abro el cuartillo de las profesoras, dejo la botella de agua, cojo el cuaderno y el boli, me coloco en la puerta, estoy dispuesta a empezar la clase pero los chicos están un poco “primaverales”, el tiempo ha mejorado, ha terminado la segunda evaluación, no me hacen mucho caso y huele a finde largo (de eso tengo yo la culpa, de vez en cuando les dijo: “huele”, aspiro intensamente cerrando los ojos y pongo cara de hmmmm, me miran sorprendidos y al abrir los ojos les comento: ”huele a puente”, o “huele a vacaciones”, se ríen y comentan “si, hmmm”, yo sé que prefieren el olor de los bocadillos pero me hace gracia que me sigan la corriente). Esta evaluación tenemos combas y voley, a las chicas les gusta lo primero y a los chicos las pelotas. Cambiamos según el día, si es malo por el viento o hace demasiado frío toca combas, en otro caso, voley. Cristina me pregunta: “¿combas o voley?”,
M. E.: Voley
Cristina: “co..”
Abro muchísimo los ojos con expresión de sorpresa e incredulidad y miro a Marta mientras le pregunto:
M. E.: ¿ha dicho corcho?
Las dos se ríen y me contestan con todo el cuerpo: “si”, nos reímos.
Tienen prohibido decir tacos en mi clase y jugamos con las palabras para hacerlos evidentes, procuro que los reproches no cansen. Comentarios del tipo “señorita, o caballero, modere su lenguaje” les hacen reír y evidencian las palabrotas, tanto que en un par de meses cuando alguien dice una palabra prohibida, otro le comenta: “modera tu lenguaje”, se crea un ambiente simpático y son conscientes, aunque no reduzcan lo suficiente las palabras inadecuadas.
Intento hacer callar al resto del grupo y comento: “venga que hoy hace bueno y podemos jugar a voley”. Aun no he terminado de decirlo y tengo a los chicos haciendo grupos y dispuestos a sacar el material, pero las chicas ponen mala cara y una de ellas…
Eva: ¿a voley?, co…
Repito la operación, mirando a las compañeras de Eva y vuelvo a preguntar:
M. E.: ¿ha dicho corcho?
Lucía: “si”
Jeni: “no, ha dicho co..”
Se ríen todas, hago un gesto para decir ¿en qué quedamos?, se vuelven a reír y Eva que es una muchacha muy alegre, ruidosa, buena estudiante, explosiva, impulsiva, un torbellino de energía y hormonas aunque educada, en fin, un encanto como casi todas:
Eva: “no, no, bueno si, no, pero no, bueno, si”
No puedo quedarme seria, estoy deseando saber por dónde sale, ¿en qué acabará bueno si, pero no?.
Eva: “si, he dicho co.., pero co.. no es un taco, está en el diccionario – todo ello hablando alto y gesticulando mucho, me mira, es consciente de que se está metiendo en un lío, se ríe abiertamente – bueno, no es que yo me dedique a buscar esas palabras en el diccionario.
M. E.: ¿otras si?
Eva me mira, se muere de la risa y me dice “he dicho corcho”.
Paso lista entre risas y nos vamos al patio

02 mayo 2012

La hoja de reflexión


Tercera hora del martes, estoy de guardia y me toca permanecer en el Aula de Convivencia.
La mañana está tranquila, no llueve, no sopla cierzo, no es luna llena, puede parecer una tontería, pero creo que mis adolescentes no lo saben y se dejan afectar por cualquier cuestión meteorológica, astrológica o ilógica.
Faltan 10 minutos para el recreo y aparece Miriam, la miro con cara de sorpresa, ella sonríe y pone carita de niña buena, sin hacer ruido se sienta, me vuelve a mirar, se ríe, vuelve a poner carita y le digo:”no, Miriam, esta vez no te va a servir”, mira hacia la mesa, levanta de nuevo la mirada con picardía, esta vez no puede más y se ríe abiertamente.
Es un encanto de adolescente, un metro y setenta centímetros de pelirroja, inteligente y ruidosa. Me divierte que siga poniendo cara de niña buena con esa presencia física, me divierte porque sé que en su interior sigue viviendo esa niñita buena y traviesa.
Le entrego la hoja de reflexión que elaboré hace unos años y le pido que me encargue unas fotocopias (es la última). Cuando vuelve de conserjería coge una y hace mención de marcharse a su silla, la freno y le pido que se siente conmigo; se sorprende, es bueno, así se abre más.
M. E.: “¿La rellenamos juntas de palabra?”
M.: Vale.
Siento su inquietud a mi lado, no sabe muy bien qué va a pasar pero se presta, me siento muy afortunada (vivir la experiencia de un o una adolescente que se entrega a tu propuesta, se abre, colabora, es sincera,…, es fantástico). Leemos juntas las preguntas:
-          ¿Qué ha pasado? (solo hechos), “estábamos hablando todas”, la miro como preguntando: ¿todas?, me entiende y rectifica. “Bueno, estaba con Ana y Sonia y hablábamos todas”, soy muy teatral y le pregunto con una expresión excesiva de asombro “¿hablando en clase?”, baja la cabeza, se ríe, se sonroja un poquito (me parece tan tierna), me mira y dice “si”; está claro que hablaban del chico que le gusta a alguna de ellas. “Pero a ellas no las ha expulsado y a mí si”. ¡Hmmm, las comparaciones! “No me lo puedo creer, ¿solo te ha expulsado a ti?”, “si, (entra al trapo como un vitorino) ya lo ves”, “¿no será que has hecho algo diferente a ellas?”, “no, de verdad, estábamos hablando todas y luego Sonia ha dicho algo y yo me he reído”, por fin llegamos, sé cómo se ríe, con todo el cuerpo, con todas y cada una de las células de su cuerpo. Nos miramos y no hace falta seguir hablando así que pasamos a la siguiente pregunta.
-          ¿Cómo te has sentido? (solo emociones), “mal, yo quería otra oportunidad”, es muy dócil, seguro que no la ha pedido.
-          ¿Qué hubieras necesitado?, “que me dejara en clase”, “lo hubieras retomado ¿verdad?”, asiente con la cabeza, las dos lo sabemos.
-          ¿Qué crees que se podría hacer para mejorar y reparar la situación?, ¿qué estás dispuesto a hacer? Me mira sin entender qué dice la pregunta, “¿te has disculpado con la profesora?”, niega con la cabeza, la miro y hago un gesto para que entienda que eso es una buena propuesta. Damos la vuelta a la hoja y pasamos a las preguntas de la “empatía”.
-          ¿Qué ha visto el profesor?, la miro de reojo y añado “o ¿qué ha oído?”, sonríe y asiente.
-          ¿Cómo crees que se ha sentido?, “incómoda y molesta”, casi no ha dado tiempo a terminar de leer y ya contesta, ¡qué buenas eres, Miriam!.
-         ¿Qué crees que hubiera necesitado?, “¿Qué me disculpara?”, (sonrío mientras pienso “¡qué cara dura tienes!, sabes de sobra que sí y lo preguntas”), continúo mirándola y comenta: “pero ella me tenía que haber dado otra oportunidad, yo sé controlarme y no me hubiera vuelto a reír”. “Pero no se lo has dicho”, “no”.
Es cierto, se hubiera controlado, la animo para que busque a la profesora, se disculpe, de diga que comprende su expulsión, que era justificada y que le pida, por favor, que la próxima vez, si es que la hay, le dé una segunda oportunidad, que le deje demostrarle que puede retomar un mal momento. Me asegura que lo hará.
Encuentro a Miriam el viernes y la asalto,
M. E.: ¿has hablado?,
M.: ¿con quién?, ¡ah!, no, me he cambiado de sitio y así no hablo.
M. E.: pero esa no es la solución.
Me mira y entra a clase.
¡Qué difícil es conseguir que una alumna o un alumno hablen con un profesor!, que se disculpen y se comprometan a cambiar una actitud, un gesto, algo! Debe de haber otra forma de conseguirlo, seguiré intentándolo.

EL CONFLICTO - 5 La lucha de poder (globos)

Al hablar de conflicto con el alumnado les pongo un ejemplo:  Imaginad que llego a clase y le digo a mi amiga, "mira qué zapatillas más...