Calor, frío, más calor, lluvia, otra vez frío, viento, calor de nuevo; está claro, llegó la primavera y con ella las alergias, las flores, las camisetas de tirantes, las hormonas, ...
Los alumnos estaban un poco alborotados, creo que fue luna llena, pero ahora están totalmente primaverales, muy divertidos, eso si, pero primaverales.
Decir primaverales es algo así como decir que su atención, ya de por sí escasa, se reduce un 30%, que su capacidad para plantear preguntas interesantes se ve mermada en un 35%, la de trabajar con su cuerpo, aunque sea sin esforzarse baja un 40%, solo escucho frases del tipo:
Alumn@: "¿Hace mucho calor, no?".
Alumn@: "¿Puedo ir a beber agua?".
Alumn@: "No me sale".
Alumn@: "¿Tengo que repetirlo?".
Alumn@: "Es que esta tarde entreno y ahí no me puedo escaquear".
Alumn@: "Estoy cansad@".
Alumn@: "¿Eh?".
Alumn@: "¿Qué ha dicho?".
¿Que qué he dicho?, soy incapaz de repetirlo por quinta vez, les pido que empiecen y ya irá saliendo lo que tenga que salir.
Casi se me olvida, he comentado lo que se reduce, pero no lo que se incrementa, "la líbido", en un 88%, las consecuencias no son fáciles de manejar, pero cada año pasa igual y es mejor tomárselo con humor.
Hoy mismo le comentaba a mi compañera lo alborotados y primaverales que están los chicos, lo revueltillas que están sus hormonas, el calor, las camisetas de tirantes y yo haciendo combas, Pilar se ríe, y yo pienso que soy un poco desastre, podría cambiar la actividad, pero de verdad que no medí bien las consecuencias de llevar "los saltos" al último trimestre, el próximo año veré de dejarlas para enero que con los abrigos y las bufandas no se notan tanto los efectos de la gravedad sobre el cuerpo femenino.
También están muy divertidos, hoy volvía del patio y empezaba el recreo; se genera una situación particular, por una parte los que volvemos de trabajar sudorosos, cansados, arrastrando el material y por otro los que llegan vestidos con vaqueros, abriendo el bocadillo y se dirigen rápidamente a su lugar habitual, todos lo tienen, un banco, junto a los autobuses, en las pistas, en las escaleras,... Tenemos una zona de hierba muy bonita delante del gimnasio y para que no la pisen les llamo la atención diciendo "que me cuiden las borrajas, que no me las pisen". Miran la hierba, me miran a mí.
Jorge: "Pero si no son borrajas".
M.E.: "Claro, porque no dejáis que crezcan, me las pisáis".
Se ríen, me río, nos tomamos un poco el pelo y ya está.
Hoy cuando volvía he visto a varios alumnos (les di clase el curso pasado pero mantengo una fantástica relación), pasando por la hierba para llegar antes a su banco, me paro delante, me planto en jarras y les miro con cara de renegarles, me miran, abren los ojos y uno empieza a saltar por la hierba, como si quemara mientras comenta:
Diego: "¡Ahí va, ahí va!, ¿Pero quién ha puesto esto aquí?".
Inevitablemente me río, muevo la cabeza y me voy pensando, primaverales y geniales, es imposible enfadarse con ellos en días como este.
Alumn@: "¿Eh?".
Alumn@: "¿Qué ha dicho?".
¿Que qué he dicho?, soy incapaz de repetirlo por quinta vez, les pido que empiecen y ya irá saliendo lo que tenga que salir.
Casi se me olvida, he comentado lo que se reduce, pero no lo que se incrementa, "la líbido", en un 88%, las consecuencias no son fáciles de manejar, pero cada año pasa igual y es mejor tomárselo con humor.
Hoy mismo le comentaba a mi compañera lo alborotados y primaverales que están los chicos, lo revueltillas que están sus hormonas, el calor, las camisetas de tirantes y yo haciendo combas, Pilar se ríe, y yo pienso que soy un poco desastre, podría cambiar la actividad, pero de verdad que no medí bien las consecuencias de llevar "los saltos" al último trimestre, el próximo año veré de dejarlas para enero que con los abrigos y las bufandas no se notan tanto los efectos de la gravedad sobre el cuerpo femenino.
También están muy divertidos, hoy volvía del patio y empezaba el recreo; se genera una situación particular, por una parte los que volvemos de trabajar sudorosos, cansados, arrastrando el material y por otro los que llegan vestidos con vaqueros, abriendo el bocadillo y se dirigen rápidamente a su lugar habitual, todos lo tienen, un banco, junto a los autobuses, en las pistas, en las escaleras,... Tenemos una zona de hierba muy bonita delante del gimnasio y para que no la pisen les llamo la atención diciendo "que me cuiden las borrajas, que no me las pisen". Miran la hierba, me miran a mí.
Jorge: "Pero si no son borrajas".
M.E.: "Claro, porque no dejáis que crezcan, me las pisáis".
Se ríen, me río, nos tomamos un poco el pelo y ya está.
Hoy cuando volvía he visto a varios alumnos (les di clase el curso pasado pero mantengo una fantástica relación), pasando por la hierba para llegar antes a su banco, me paro delante, me planto en jarras y les miro con cara de renegarles, me miran, abren los ojos y uno empieza a saltar por la hierba, como si quemara mientras comenta:
Diego: "¡Ahí va, ahí va!, ¿Pero quién ha puesto esto aquí?".
Inevitablemente me río, muevo la cabeza y me voy pensando, primaverales y geniales, es imposible enfadarse con ellos en días como este.
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