Sigo trabajando con mis alumnos temas de convivencia en el grupo, utilizo la hora de tutoría o la de atención educativa. El oro día les hablaba de emociones, recordábamos lo trabajado el curso pasado y avanzamos un poco más, ahora les comento que cada emoción tiene una energía diferente y que cuando no estás en la misma no contactas con el otro, "pero no os lo creáis, vamos a jugar y luego hablamos".
Esta frase la conocen bien, llevo dos cursos con ellos y la he dicho muchas veces.
Pido voluntarios, tengo mucha suerte, se ofrecen Alberto que es un muchacho movido, inquieto, inteligente, irritante y encantador, y Unai grande, simpático, con una expresión de buena persona que solo con mirarle a la cara sabes qué está pensando.
Entonces les pongo en situación:
"Mira Alberto estás
muy preocupado porque has suspendido el examen de lengua y no hay
recuperación hasta dentro de un mes, cuando ya os hayan entregado
la nota de la evaluación, en casa te han dicho que si no llevas
todo aprobado te quitarán durante dos semanas el nuevo móvil, ese
que te gusta tanto, tienes miedo de llegar a casa y que vean las
notas y te sientes triste por sus consecuencias".
"Unai,tú
acabas de llegar del recreo y le comentas a tu amigo que has metido
dos goles, que ha sido una pasada de partido, que todo te salía
bien, estás super-contento, eufórico, y lo manifiestas".
Les conozco, sé que me han entendido y se meterán en los personajes. Normalmente
lo dejo ahí, si veo que al empezar la representación algo no va
bien intervengo, pero en general los dejo tras volver a preguntarles
si lo han entendido. He elegido este ejemplo porque suele funcionar
bien, muy bien entre los chicos, en el caso de la fotografía estuvo
genial, Alberto miraba a la
mesa, a veces un poco al compañero, Unai se lo comía, le
hablaba, de contaba, le tocaba el hombro para que respondiera y, de
pronto, en un momento se paro y le preguntó "¿te pasa algo?".
Fantástico, eso era lo que yo quería, les felicité y empezamos a
trabajar.
M.E.:¿Por
qué le has preguntado si le pasa algo?,
Unai:”es que yo estaba tan
contento – me contesta - y él no hacía nada, casi no me miraba y
yo no lo entendía”.
M.E.: "Exacto, te dabas cuenta de que tu mensaje no
le llegaba, ¿es eso?"
Unai: “Si, estaba como en otro sitio”.
M.E.: "¿Y tú?" - le pregunto a Alberto.
Alberto: “A veces ni
oía a Unai, le parecía que gritaba y se agitaba mucho al
hablar, tenía ganas de que se fuera”.
Increíble, pero es
cierto, ellos lo han representado y explicado perfectamente. Paso a
centrar y reforzar estas ideas. Si una persona tiene miedo y
tristeza, como era el caso de nuestro ejemplo en el que uno de los
chicos lo temía perder su nuevo móvil y manifestaba su
preocupación; sentía una de las emociones cerradas, estaba dentro
de sí mismo, con su miedo, su tristeza y sus pensamientos, y llega
otra persona muy alegre y empieza a hablarle desde la alegría, el
mensaje no le va a llegar bien, tenemos diferentes niveles de energía
y la comunicación no es adecuada, es mucho mejor no intentarlo
porque no funciona, si se está muy alegre y queremos animar a esa
persona triste lo mejor es hablarle desde la alegría pero en un tono
de energía más bajo.
M.E.: ¿Entendéis
ahora eso de los niveles de energía?
¡Hola Cuca! Soy Loli. Como siempre, aprendemos todos de tus clases de convivencia y lo que escribes es interesante y relevante. Un beso gordo. Loli
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