10 abril 2013

Eso ya lo he oído

Hemos tenido vacaciones, los maestros y profesores, por eso no escribí nada la semana pasada, pero este martes pasó algo curioso que quiero compartir.
Tengo clase de Atención Educativa con 2º B a última hora, y he decidido volver a trabajar contenidos de convivencia. Llego al aula y les pido que bajen las mochilas al gimnasio que hoy hacemos algo allí.
Ängel: "yo ya sé lo que es".
Es un comentario que me suele cansar; si, lo hice con otro grupo, lo han comentado, pero solo se enteran de la parte más anecdótica, así que rápidamente le pregunto.
M.E.: "¡ah!, ¿sabes también para que sirve?".
Me mira con cara de sorpresa y guarda un silencio delatador, en su cabeza veo un bocadillo, como en los dibujos, que dice "ni idea".
Estoy un poco cansada de escuchar frases del tipo "eso ya lo dimos el curso pasado", "eso ya lo hicimos el mes pasado", "a eso ya jugué en el cole", ...
Frases del tipo "me suena" son muy frecuentes entre mis alumnos, y es cierto, les suena, pero no saben a qué, cómo, para qué, dónde,... Solo les suena. Comprendo que es en gran medida contextual y cultural, todo es muy rápido, como los anuncios de la televisión, veinte imágenes en veinte segundos, incluso más. Los adolescentes están acostumbrados a que todo sea rápido, ágil, empiece y termine en un momento; si ya lo he visto, está viejo; si es del curso pasado, ya no sirve. Todo es demasiado efímero en la vida de nuestros jóvenes, fugaz, pasajero. 
En sí mismo es, como decía antes, una situación contextual y cultural que no tendría mayor trascendencia si no fuera porque los chicos aplican esta misma mentalidad a todo, si ya me he examinado me olvido, si lo hice el curso pasado por qué repetirlo en este. La vida pasa rozándoles, nada profundiza, nada cala, casi todo les resbala por la piel de forma rápida y efímera.
M.E.: "las actividades que os propongo tienen un sentido, un para qué, quiero que aprendáis cosas con ellas; no me sirve que sepas qué se hace si no sabes para qué". 
Enfatizo algunas palabras intentando que les llegue mi mensaje. Les observo, creo que están más predispuestos a colaborar así que les pido que bajemos.
Llegamos al gimnasio y mientras entro en el cuartito de profesoras para coger algunos materiales que necesito escucho un griterío, salgo y los veo tirados por las colchonetas, dándose empujones en el plinton, gritando. Les miro, se callan un poco, no del todo, pero siempre hay alguna chica que dice:
María: "cállate que se va a enfadar la María Eugenia".
Si, si, sé que la intención es buena, pero ese "la" me mata. A pesar del artículo le doy las gracias por colaborar y les miro mientras les pregunto:
M.E.: "¿recordáis para qué hemos bajado?".
Alex: "para jugar a no sé qué".
M.E.: "pues no, vamos a trabajar, a trabajar a través de juegos para aprender cómo se sienten otras personas en determinados momentos, ¿alguien sabe cómo se llama eso?".
Jose: "empatía".
M.E.: "muy bien, gracias Jose. Veréis, muchas veces tenemos malos entendidos por no haber dejado las cosas claras desde un principio, por no explicar cómo funciona algo. Pero no voy a contaros nada más, quiero que juguemos y luego seguimos con lo que os decía, ¿vale?".
Objetivo conseguido, ya he captado su atención y podemos realizar la actividad, pero no sé cuánto tiempo tendrán el aprendizaje en sus cabezas, deseo que no sea tan efímero como de costumbre y creo que la forma es repetir, pero me van a decir que ya lo conocen, que ya lo hicieron, ...

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