19 marzo 2013

Formando mediadores

Estoy formando mediadores nuevos, he empezado por alumnos de 1º de ESO porque así crecerán en esa cultura y ayudarán a otros además de impregnar el ambiente con su nueva energía y actitud ante los problemas.
El otro día hablábamos de la violencia, de si se puede o no justificar, todos comentaron que no, y yo les hice "LA PREGUNTA",
M.E.: "Se suele decir eso de yo no empiezo, pero si me pegan..., ¿estáis de acuerdo con ello?."
Juan: "Hombre, claro, es que si te pegan..."
M.E.: "Si me pegan está justificado que yo le rompa dos dientes, ¿no?".
Álvaro: "Es que si te pegan es diferente, porque ya te han enfadado antes".
M.E. : "Si, todo eso está claro, pero me estáis diciendo que si me pegan primero toda la violencia que yo pueda sacar está justificada".
Paran un momento, dudan, no encuentran los argumentos y eso que están pensando y mucho; si sus cabezas fueran ordenadores no se podría hablar del ruido que harían. Les dejo que piensen un rato, que se den cuenta de que no hay justificación acertada. Claro que es difícil no entrar al trapo con las provocaciones, pero se trata precisamente de eso, de cambiar la cultura de la violencia, de la agresividad, del todo vale porque ha empezado el otro.
M.E.: "Es difícil marcar el límite, pero lo hay, el límite está en la palabra, en aprender a buscar ayuda, en parar las situaciones, en decir basta, yo no sigo por aquí".
Les miro de nuevo, sé lo complicado que es para ellos que viven en un pueblo, que siempre han estado inmersos en la cultura de la burla, de la agresividad, del más fuerte. No es fácil cambiarlo, no es fácil hacerles ver otras formas de fuerza que no se basan en quién grita más, quién dice el insulto más ofensivo o quién pega más fuerte.
Nadie dijo que fuera fácil cambiar una cultura, una forma de ver y entender la vida; pero eso no debe desanimarnos jamás. En una ocasión me contaron que un señor hizo un pozo de 6 metros picando roca, cada día ahondaba un centímetro. Pero no dejó de picar ni un solo día de los casi dos años que le costó llegar al agua. Al agua de la que ahora disfruta para beber, regar, lavar,...
Vamos a ser un poco constantes porque los beneficios a largo plazo son tantos que merece la pena el esfuerzo.
M.E.: "Veo que me miráis un poco raro y lo entiendo, esto que os estoy contando es muy diferente a lo que escucháis en casa, pero esto es MEDIACIÓN, y si vais a ser mediadores no podéis justificar la violencia".
Hago otra pausa para observarles, están descolocados, sorprendidos, algunos totalmente fuera de juego, y eso es bueno para mí, lo que les pueda decir ahora les llegará porque aun no se están defendiendo.
M.E.: "Una cosa es que yo ponga la mano para que otro no me peque y otra que le dé un empujón y lo tire al suelo, ¿eso lo entendéis?".
Luis: "Si, pero en ese momento es difícil controlarte".
M.E.: "Tienes toda la razón, y eso lo tendremos que aprender. Pero lo vuelvo a repetir, ¿comprendéis que no podéis justificar la violencia en ninguna de sus manifestaciones?, pensad sobre ello que lo seguiremos trabajando".
Ahora miro a las chicas, como ellas no son de puñetazos se sienten un poco al margen y quiero que se impliquen, ellas tienen otras formas de violencia.
M.E.: "Ya sé que vosotras no os pegáis puñetazos, pero os insultáis, inventáis historias,... todo eso es también una forma de violencia, ¿no?".
Álvaro: "Eso, eso, que ellas también,...". Al tiempo hace un gesto con la mano como diciendo, ¡ellas son peor!.
M.E.: "Es lo mismo un puñetazo que una historia llena de mentiras y maldad".
Eva: "Es verdad, yo no pensaba en eso cuando hablabas con los chicos, pero si, nosotras también somos violentas a nuestra manera".
Suena el timbre, les pido que sigan pensando, es importante que duden en justificar la violencia la próxima vez que tengan una ocasión delante.

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