22 enero 2013

Defendiendo a nuestros hijos

Tuvimos el otro día un problema entre alumnos, el de siempre: "que dicen que yo he dicho pero no fui yo", investigamos, preguntamos, reunimos implicados y al final se aclaró todo, habían discutido dos niñas (Sara y Eva) y una de ellas, Sara, divulgó una noticia falsa sobre la otra ("que decía que Fulanito era tonto").
Una vez trabajado el tema con los y las implicados decidí reunirme al día siguiente con la niña que había inventado la historia para hacerle comprender que ese tipo de comportamientos solo te llevan a tener más problemas.
El día siguiente tenía ocupadas las tres primeras horas con clase así que no podía buscarla hasta cuarta hora y citarla para el segundo recreo. Pero al empezar el primero llegó a la puerta de la sala de profesores Eva como una exalación diciéndome que ayer por la tarde había pasado algo, sin dejarme tiempo ni de respirar me preguntó qué le había dicho a Sara porque se había cruzado con su madre y ésta le había preguntado por lo sucedido en el instituto, que le había echado en cara que hiciera comentarios de su hija, que las profesoras le echaban broncas por su culpa y varias cosas más. Intenté tranquilizarla y le dije que hablaría también con la madre; la verdad es que no estoy muy segura de haber conseguido calmarla.
La casualidad quiso que me encontrara con la tutora de Sara, le comenté lo sucedido y me dijo que ella había hablado con la alumna y le había regañado, que eso sería lo que le dijo a su madre.
Necesitaba aclarar las ideas y me fui a tomar un  cortado. Decidí hablar primero con la madre, comentarle que acercarse a una compañera de su hija para pedirle cuentas puede ser contraproducente, al fin y al cabo ella es una adulta y la niña se podría sentir intimidada por ella. La llamé por teléfono:
M.E.: "Buenos días, ¿es usted la madre de Sara?"
Madre: "Si"
M.E.: "Soy M.E., le llamo del instituto porque quería hablar con usted sobre algo que pasó ayer con una compañera de Sara"
Madre: "Pues me alegro de que me llames, porque estoy muy harta del instituto y de todo lo que pasa allí. Que a mi hija le están haciendo la vida imposible. Que durante el primer trimestre le han dicho de todo por internet, y eso duele mucho, - hablaba rápido y en este momento remarcó las palabras para que me quedara bien claro su dolor - que no tienen motivo para hacer lo que han hecho"
M.E.: "Es normal que esté dolida si han dicho cosas desagradables de su hija"
Madre: "Si, y en el instituto no han hecho nada".
M.E.: "Pero lo de internet ¿sería por las tardes?"
Madre: "Si, claro"
M.E.: "Comprenderá que ahí no podemos entrar, podemos intervenir cuando sucede algo en el instituto, pero no vamos a ir a las casas para ver qué escriben los chicos en el ordenador"
Madre: "Pero algo tendrán que hacer, que mi hija lo ha pasado muy mal y esto viene de atrás"
Yo no estaba dispuesta a entrar en terrenos que desconocía así que preferí centrar el tema en lo sucedido el día anterior.
M.E.: "Comprendo que se sienta dolida por lo sucedido y que desee proteger a su hija, pero quería hablarle de lo que pasó el otro día"
Madre: "Ya, ya, le han acusado, como siempre, de haber dicho cosas que ella no ha dicho". También ahora era evidente su enfado.
M.E.: "Verá, creo que esta vez si lo ha dicho, ayer hablé con varios alumnos implicados en un malentendido y todos dijeron que ella fue la fuente de información, eran dos chicas y un chico, de diferentes grupos y cursos, y, le repito que todos la señalaron a ella como responsable de divulgar esa información"
Madre: "¿De distintos cursos?"
M.E.: "Si, creo que esta vez Sara se ha equivocado"
Madre: "Pues será esta vez, pero ya le digo que estoy muy descontenta, además ahí no controlan nada, a veces veo salir a los chicos del instituto a media mañana"
M.E.: "Es posible, durante los recreos los alumnos de bachillerato y ciclos formativos pueden salir a tomar un refresco o un café. Hay un profesor en la puerta, pero es posible que algún chico de la ESO se escape, en ese caso le agradecería que hablara con Jefatura de Estudios"
Madre: "Pues sí, iré a hablar porque ya le digo que no estoy nada contenta"

No continué hablando de su hija porque era claro que estaba muy dolida y algo bloqueada por ese dolor, así que decidí despedirme dejando una puerta abierta.

M.E.: "Bueno, es normal que unas personas estén contentas y otras descontentas, si viene a hablar con la tutora yo estoy a su disposición si también desea hablar conmigo"
Madre: "Pues sí, cuando vaya a hablar con la tutora ya la saludaré"

Tras una despedida cordial me senté y reflexioné sobre la conversación. No había hablado con una madre, sino con el dolor de una madre que ha visto durante tiempo a su hija relegada, ofendida y maltratada por su entorno, por compañeras y compañeros de su edad que no habían dudado en marginarla. Independientemente de los motivos que tuvieran para reaccionar así, creo que a los 12 años no puede ser tan grave lo que haya hecho Sara para merecer ese desprecio. ¿Qué habría hecho yo de ser mi hija?. Es cierto que defenderla a capa y espada y apabullar a otras niñas no es lo mejor; Sara se siente tan apoyada en casa que no duda en continuar con las mismas actitudes; pero en este momento no sé cómo podría convencer a una madre tan dolida de que no sobreproteja a su hija, de que esa actitud no contribuye a mejorar sus relaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL CONFLICTO - 5 La lucha de poder (globos)

Al hablar de conflicto con el alumnado les pongo un ejemplo:  Imaginad que llego a clase y le digo a mi amiga, "mira qué zapatillas más...