04 septiembre 2012

Ya es septiembre


 Ya es septiembre, ¡qué pereza volver a las rutinas!; lo que de verdad me fastidia es la rutina, con lo bien que se vive en el caos, sin horarios, sin más ritmos que los que te va pidiendo el cuerpo; en fin, es lo que toca.
Los primeros días tienen su lado bueno, me gusta volver a encontrarme con los compañeros, tomarnos ese primer café contando las vacaciones; rebuscar en esos papeles que dejé desordenados para ver si este año encuentro el momento y la motivación suficientes para organizarlos, que ocupen la mitad de espacio y, sobretodo, que pueda localizarlos con facilidad.
Saludar a los alumnos que preguntan si los exámenes van a ser muy complicados, escuchar sus quejas sobre “los septiembres”, esa nueva costumbre que les ha fastidiado el verano, que han tenido que pasar varias horas en casa con los libros, “¿y además estudiando?” les pregunto yo.
Me encanta volver a estar con Pilar, es un auténtico lujo trabajar con ella, colaborar, intercambiar impresiones, preparar nuevas clases, rehacer los apuntes, mejorar constantemente, intentar algo más, algo diferente para que los alumnos aprendan lo que deseamos transmitirles. Me siento muy afortunada por tenerla a mi lado en esta labor, no imagino trabajar tanto y tan bien con otra persona. Es un lujo que no seamos solo compañeras, que además seamos buenas amigas, amigas del alma y poder compartir confidencias, hacer bromas, tener iniciativas extravagantes y saber que ella va a estar ahí, aportándome su ánimo, su apoyo y su maravilloso sentido común. ¡Qué bueno poder trabajar con ella!.
Este año seré tutora y podré seguir experimentando con mi proyecto de convivencia, seguiré investigando y aprendiendo con mis alumnos, eso me motiva, me invita a superarme, a seguir intentando dar lo mejor de mí para sacar lo mejor de ellos.
También quedan las reuniones, las programaciones (menos mal que la nuestra la tenemos bastante currada y no hará falta modificar casi nada, me cuesta bastante hacer el papeleo, escribir informes, pero hay que hacerlo y se hace).
Dentro de poco vendrán también los nervios del principio, no consigo estar tranquila el primer día, a veces me preocupo, otras me alegro de mantener esa tensión y desear que todo funcione bien de entrada. El primer día que entro en clase, da igual que sea con alumnos nuevos o con los ya conocidos en cursos anteriores, estoy nerviosa, preocupada por entrar con buen pie, por ser capaz de transmitir bien mi mensaje, de “engancharles”, de darles un poco de seriedad y un poco de expectativas para que sientan curiosidad por saber qué haremos, cómo lo haremos, cómo conseguirán con mi ayuda superar los retos que les voy a plantear.
Hay que empezar a preparar las nuevas presentaciones en power point para que entiendan mejor las clases de teoría, esas que no les gustan nada de nada pero que son necesarias para que sepan realizar de forma óptima algunas habilidades, para desarrollar mejor el trabajo, para hacerlo más eficaz.
Bueno, empieza un nuevo curso y con el una nueva y excitante experiencia, otra oportunidad de crecer, de ser más y mejor yo misma como persona y como profesional. Espero salir bien parada, ganas no me faltan.

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