02 febrero 2017

Guardia de recreo

Ayer tuve guardia de recreo, toca patio, no es lo más deseable en este momento, frío, cierzo, agua, en fin, lo peorcico; bueno, en junio hace un calor sofocante y tampoco me gusta, pero es lo que toca y se hace.

Estuve paseando por aquí y por allá, buscando dónde fuman ahora los chicos, porque no lo tengo muy claro, al principio de la prohibición fumaban en una zona donde se unen las casas y el jardín, junto a las pistas de baloncesto; luego era en la fuente detrás de la cafetería, pero ahora solo lo hacen entre horas, durante el recreo puede que alguno caiga, pero no es lo de antes; no hay vigilantes que avisen a los fumadores cuando llega el profesor o profesora de guardia, a mí me gustaba porque les bromeaba y les gritaba: "avísadles que voy", era una broma y me seguían el juego. En cambio ahora no hay casi nada, quiero decir que casi no hay colillas en el suelo.

Y así paseando te fijas en que Alberto y Ana ya no están abrazados en esa ventana como antes, que ahora Laura y Ricardo se han aislado del resto de su grupo y se regalan besicos y arrumacos. Ves a los niños de primero de ESO dándose empujones junto a la puerta de la cafetería, otro grupo han creado una pelota de papel para jugar junto al gimnasio. Me da pena ver las pistas vacías en los recreos, los chicos de primero y segundo deberían estar ahí; pero no lo hacen. 

Siempre he creído que traerlos al instituto les ha perjudicado, como los mayores no se mueven, ellos, aunque lo necesitan, no lo hacen tampoco; tienen miedo a que se les rían, a que les roben las pelotas (porque los mayores no juegan, pero si hay una pelota allí que van a fastidiar y a molestar), a no poder disfrutar; es una lástima.

Y de pronto me encuentro a Maya cogida del brazo de Izarbe y hablando llenas de complicidad y risas, para mí fue sorprendente, muy gratamente sorprendente. Estas chicas eran como uña y carne, superamigas, cómplices, compañeras, confidentes, y en un momento dado, empezaron a tener inquietudes diferentes y sus caminos se separaron un poco, de una forma sorda, sin que hubiera por medio chicos ni enfrentamientos; solo la evolución propia de la adolescencia que a unas personas las lleva en una dirección y a otras en otra. Pero recuerdo la forma en que lo vivió Izarbe, le llenó de tristeza, vivió la pérdida de su preciosa y preciada amiga con un dolor increíble. 

El no comprender qué había sucedido hizo que llegara a generarse una gran tensión entre ellas que afectó al grupo de clase, (normal en la adolescencia, todo es muy intenso); tanto es así que realicé una pseudomediación con ellas que sacó a la luz sus sentimientos, sus emociones y la falta de comunicación que había quedado en ese proceso. Recuerdo que todo se aclaró, se relajó la tensión entre las dos y pudieron volver a relacionarse con normalidad, aunque cada una seguía con otros grupos. Y, de pronto, las vuelvo a ver unidas y felices, ¡cuánto me ha gustado esa imagen!.

Esta mañana he hablado con una de ellas y le he comentado que me gustó verlas juntas, me ha dedicado su preciosa sonrisa y me ha dicho,
Maya: "si, ahora estamos muy bien, pero han pasado muchas cosas"
M.E.: (sorprendida) "¿pero habéis hablado?" 
Maya: "si, y mucho"
M.E.: "hablando se arreglan muchas cosas"
Maya ha vuelto a regalarme su mejor sonrisa y con un brillo de ilusión en los ojos ha confirmado con la cabeza y se ha ido.

¡Qué bueno poder vivir y disfrutar pequeñas cosas como ésta!

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