15 enero 2014

¿Educación, modales?



El Departamento de Lengua y Literatura, dentro de la programación de animación a la lectura, ha organizado una actividad en la Casa de Cultura con una conocida escritora zaragozana de novelas juveniles. A la entrada les hemos repartido una publicidad con algo sobre la biografía de la autora y los libros publicados. Algunos alumnos me miraba y preguntaban:
Julio:  "¿esto para qué?"
M.E.: "Para que conozcas mejor a la autora y su obra".
Unos los recogían otros los despreciaban, y así han ido llenando la mayor parte de los asientos del salón de actos. Allí hemos acudido los alumnos de 6º de Primaria, y 1º y 2º de ESO y varias mujeres que pertenecen a un grupo de lectura del pueblo.
Desde el principio los chicos y chicas han sido mucho más ruidosos de lo necesario. Los profesores nos hemos colocado estratégicamente en los pasillos para inhibirles, para moderarles, para hacerles ver que se pasaban de hablar, de elevar el tono o de ambas cosas a la vez.
El acto se ha iniciado con la presentación que ha hecho una de las profesoras del Departamento de Lengua, luego dos alumnos de 2º de ESO ha ido leyendo de forma alterna informaciones sobre la autora. En ese momento he empezado a sentir cierta incomodidad, porque cuando uno de los chicos se acercaba al micrófono varios gritaban: "eeeh", "guapo", "oooh", y aplaudían, la profesora del escenario les ha tenido que hacer gestos para que abandonaran semejante actitud y permitieran a sus compañeros leer y que se escuchara lo que leían.
Se han retirado los alumnos, autora y profesora se han sentado en una mesa en el centro del escenario. Breve presentación de la escritora y preguntas de los chicos. Estaba a mi lado Sergio, yo permanecía sentada todavía, que tenía un papel y afirmaba categóricamente que él no iba a hacer la pregunta. Le he intentado animar, otra profesora ha hecho lo mismo y él seguía erre que erre en que no iba a leerlo, y no lo ha hecho, ha sido otro compañero quien la leyó.
Poco rato después los profesores hemos empezado a movernos para hacernos visibles y que los muchachos no fueran tan ruidosos. La propia escritora les ha pedido que se callen en varias ocasiones.
He comentado con un compañero que no saben escuchar, creo que es porque están acostumbrados a los twiter, wasaps, ... donde los mensajes no pasan de seis o siete palabras; ambos hemos coincidido en que es un factor a tener en cuenta.
Parte de los profesores han tenido que irse porque tenían clase a la hora siguiente y debían volver al IES. Los que permanecíamos allí nos hemos visto obligados a reubicarnos para intentar controlar la situación que por momentos se complicaba. Yo he cambiado de sitio a varios alumnos, María igual, Juan otro tanto. Los alumnos me preguntaban cuándo acababa, qué hora era, cuánto iba a durar, si perderíamos la clase de Educación Física (física a secas, como la llaman ellos), si podían ir al baño,...
Si bien es cierto que no se escuchaban claramente la mayoría de las preguntas porque los alumnos no elevaban el tono de voz; es también cierto que el rumor de fondo impedía que se pudieran escuchar algo mejor.
La actividad ha durado algo menos de hora y media. Cuando las preguntas se reducían la autora ha comentado que íbamos a terminarla y en ese mismo momento los alumnos se han levantado, han cogido los abrigos y se han ido por la puerta.
Reconozco que yo no estaba incómoda, estaba escandalizada, no han dado tiempo a cerrar el acto, a agradecer a la escritora su interés y agrado contestando todo lo que se le ha preguntado, a agradecer a la Casa de Cultura que cediese el salón de actos, a dar un aplauso final. 
M.E.: "¿Dónde vas?, no se ha despedido".
Juan: "Y ¿qué?".
M.E.: "Espera un momento, no ha terminado". Lucía se limita a encogerse de hombros y sigue colocándose el abrigo.
Y se han ido.
Antes de salir he mirado y los folletos estaban por el suelo del salón de actos en forma de aviones de varios modelos, churros (modelo único), pelotas, pelotillas, rebullos. Pero lo peor es que, a lo largo de camino de vuelta al instituto, hemos seguido viendo cómo aparecían en el suelo los mismos folletos con formas parecidas a las del salón de actos.
Al llegar al IES hemos comentado con las Jefas de Estudios lo que nos ha parecido un desastre. También ellas se sorprendieron de algunas actitudes, pero han añadido una información interesante; el curso pasado se realizó la misma actividad en el propio centro, en un aula más reducida; lo que permitió que se escucharan todas las preguntas y que los alumnos prestaran más atención. Estoy de acuerdo, en grupo menos numeroso se pueden hacer y contestar mejor las preguntas y es más fácil mantener la atención; pero lo de levantarse y marcharse antes de que terminara, es simple y llanamente una tremenda falta de educación y modales que no solo corresponde enseñar en el Instituto.

1 comentario:

  1. Creo que llevas razón y así se lo hemos hecho saber a los padres que han asistido a la reunión trimestral.

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