20 noviembre 2012

Cuando hay pérdidas - 2

Todavía me quedan dos fases, miro a mis alumnos y están algo serios, interesados, a alguno se le han enrasado un poquito los ojos al escuchar mis comentarios; varias chicas están llorando. Veo a Cristina que lo hace abiertamente, si esconderse ni avergonzar se, le ofrezco un pañuelo de papel, me mira con sus preciosos ojos azules que brillan como dos estrellas por las lágrimas, me sonríe y dice: "no, gracias, yo tengo" y sigue pendiente de lo que les cuento.
Reconozco que me replanteo durante unos segundos mis siguientes palabras, pero no dudo, voy a hablar más en primera persona, al fin y al cabo yo sé perfectamente lo que es una pérdida.
"La siguiente sería el dolor, la tristeza, el aislamiento; ¿recordáis que había dos emociones abiertas: alegría y rabia, y dos cerradas que eran tristeza y miedo?. En la fase anterior de rabia podemos enfadarnos con todo y con todos y expresarlo con el cuerpo, hacer una pintada, gritar,..., pero ahora estamos en la tristeza y os aseguro que lo que más ayuda es llorar, no os avergoncéis, llorad, hacedlo sin reparos".
"Ya sé que los chicos no lloran - busco con la mirada la complicidad de algunos chicos y la consigo, sonríen y afirman con la cabeza - ¿por qué no?, ¿no sienten?. Creo que todo ésto viene porque en el siglo pasado se presumía de que eramos animales racionales, era la razón lo que nos diferenciaba de los animales, ellos tienen instinto y emociones, pero no razón. Por eso se consideraba bueno, positivo y fuerte ser racional y todo lo contrario ser emocional. Ahora ha cambiado el concepto, pero seguimos arrastrando parte del mensaje. Tener emociones solo nos hace persona humana, y más completa si podemos pensar y emocionarnos con libertad".
Respiro hondo, no me va a resultar fácil pero allá voy. "A principios de año se casó mi hijo mayor y una tarde, en medio de todos los preparativos, recordé que ninguno de mis dos hermanos iba a estar allí, no íbamos a poder compartir un momento tan fantástico y divertido como era la boda de mi hijo, y pasé una tarde entera llorando, me movía por casa y hacía cosas, pero no dejé de llorar". Consciente de que me he emocionado lo pongo sobre la mesa: "No me importó llorar entonces, ni me importa emocionarme ahora, no por eso soy débil, solo soy capaz de sentir dolor y expresarlo, y compartirlo". Soy muy vehemente y mi mensaje y mi emoción les ha contagiado, no era eso lo que buscaba, vuelvo a respirar hondo.
"¿De verdad pensáis que no expresar las emociones es mejor?". Están un poco sacudidos y contestan con la cabeza, niegan. 
"Estamos en una sociedad que valora lo que hacemos, por eso cuando alguien lo pasa mal tendemos a pensar: ¿qué puedo hacer? y, a veces, NO HAY QUE HACER NADA, solo hay que ESTAR". Coloco en mayúsculas las palabras que recalco con mi entonación.
"Cuando estás muy triste, a veces, no tienes ganas de nada, no sabes lo que quieres, pero sabes que necesitas apoyo; y saber que hay alguien a tu lado es muy, muy bueno, no hace falta nada más. En esta fase hay que acompañar y apoyar a la persona, nada más y nada menos".
"Recordad cuando, estéis con Carmelo, que debéis adaptar vuestro nivel de energía al suyo. En ocasiones nos parece que llegar con mucha energía le va a ayudar, pero no es así, si llegáis muy fuerte se sentirá agredido, invadido, incómodo y solo os ganaréis su rechazo. Entrad despacio, dadle tiempo".
"Llegamos a la última, para mí es la más difícil, la adaptación a la nueva situación. Hay que volver a la realidad, a la NUEVA realidad, ya nada volverá a ser como antes y debemos de acostumbrarnos a esta situación que, de momento, es diferente, dolorosa y difícil".
Les miro, pregunto si hay dudas o aclaraciones pendientes, niegan y cambiamos de tema, me parece suficiente.
Al llegar a casa, al volcar los papeles en el plato, no puedo evitar abrir alguno, solo tres, al azar, los leo y me emociono. Son geniales, ¡qué bien han sabido expresar la rabia!, alguna, porque seguro que era una chica, incluso las dudas, el dolor y la incertidumbre.
Les pregunto unos días después si les ayudó esta charla sobre el duelo y todos y todas me han dicho que sí, que el mensaje era claro y les ha ayudado.
Son geniales, merece la pena trabajar con ellos.

1 comentario:

  1. jo, a mi me ha ayudado esta visión del duelo, y soy adulta. pero es que a menos que te suceda algo que te lo haga plantear, la muerte no forma parte de nuestras vidas...lo digo con ironía. gracias.

    ResponderEliminar

EL CONFLICTO - 5 La lucha de poder (globos)

Al hablar de conflicto con el alumnado les pongo un ejemplo:  Imaginad que llego a clase y le digo a mi amiga, "mira qué zapatillas más...