12 noviembre 2012

Cuando hay pérdidas - 1

Paso cerca de Jefatura (está junto al aula de convivencia) y me hacen un gesto, voy y me comentan que se acaba de ir Carmelo, (un muchacho de mi tutoría) que ha venido a buscarlo su hermana porque ha muerto su madre. Sacudida por la sorpresa pregunto:
M.E.: "¿Estaba enferma?, no sabía nada"
J.E.: "No, ha habido alguna complicación en una operación rutinaria"
M.E.: "Vale, gracias por decírmelo"
Quedan tres horas de clase y sé que no podré quitármelo de la cabeza. Intento parar un poco, respirar y pensar; ¿lo sabrán ya los compañeros?, no es probable, acaba de suceder y nadie ha dicho nada, mejor, que no cunda el pánico, una noticia así se vive muy mal. A última hora tengo atención educativa en 2º y su aula está la lado de la de Carmelo, creo que será un buen momento para decírselo a los compañeros, que esta tarde no le llamen como si nada. 
En la última hora los alumnos de 2º me piden permiso para estudiar, tienen un examen mañana, les dejo. A lo largo de la hora varios alumnos me preguntan si me pasa algo, estoy callada y triste y eso no es normal en mí. 
M.E.: "Es cierto, estoy triste y no tengo ganas de hablar, ya os lo contaré, gracias por preguntarme"
Sigo corrigiendo trabajos y pensando en él, me parece injusto que la vida te arrebate a la madre cuando eres un adolescente. Acaba la clase y salgo como una flecha, en el pasillo encuentro a mis chicos y les pregunto:
M.E.: "¿Sabéis lo de Carmelo?"
Diego: "Se ha ido antes del recreo"
M.E.: "Ha muerto su madre, cuidádmelo"
Sara: "¡No puede ser, yo la conozco!"
M.E.: "¡Cuidádmelo!"
Va pasando la noticia de unos a otros, alguna niña llora, es muy amiga suya; los chicos no saben cómo reaccionar, es un momento de total sacudida y desconcierto emocional. Algunos me preguntan qué ha pasado y solo puedo comentarles que ha sido una complicación de la operación, que nadie lo esperaba.

En casa recuerdo la muerte de mi hermana, ¡ya hace doce años!. La viví mal, fue una pérdida muy dura para mí y me costó hacer el duelo por eso pienso en mis chicos y decido hablar con ellos en la hora de tutoría, es el viernes y Carmelo aun no estará.

Han sido días de dolor y tristeza, una alumna me comentaba "es que esto es muy raro"; tenía razón, afortunadamente es poco frecuente. Entro en clase dispuesta a comentar algo sobre las "pérdidas". He preparado las fases del duelo adaptándolas a ellos y creo que les va a venir bien. Miro a los alumnos y les digo: 
"Aprovechando que no está Carmelo vamos a hablar de pérdidas - me miran un poco sorprendidos, pero yo sigo-. No solo de cuando perdemos a alguien querido, también podemos perder nuestra vida normal, mirad a Yolanda, (es una niña que va en silla de ruedas), o cuando te dicen que tienes un cáncer. Siempre hay una pérdida, pierdes la salud, la movilidad, una persona querida. Quiero que hablemos de esto porque yo he perdido a mis hermanos, a mi hermana hace 12 años y mi hermano hace 4. Cuando murió mi hermana yo no estaba preparada y lo viví mal, muy mal, no sabía qué hacer con mis emociones. En este tiempo he trabajado mucho mis emociones y la comunicación, por eso os quiero comentar algunas cosas, porque pienso que pueden ayudaros".
"Hay cuatro fases principales en el duelo, la primera es la negación, se suelen decir frases del tipo: "no puede ser verdad", "se han equivocado",... Nos cuesta aceptar una noticia dura y por eso la negamos, poco a poco la aceptaremos porque la vida no nos va a dar otra opción que aceptar la realidad si o si, pero de entrada es difícil". Están algo pasivos, participan poco pero me atienden sin casi respirar y asienten con la cabeza o una sonrisa. "En esos momentos lo importante es no forzar a la persona a que lo acepte, tampoco le mintáis, pero no le obliguéis, ya le llegará el momento de hacerlo. A mi hermana le operaron de cáncer, unos días después de la operación me miró a los ojos y me preguntó: "Mª Eugenia, ¿lo mío era un cáncer?", "¿Tú qué crees?", "Que sí", entonces se lo confirmé, ella estaba preparada para saberlo, lo hice por intuición; ahora sé que hay que hacerlo así, cuando la persona está preparada. La vida nos pone la realidad si o si en las narices para que la aceptemos, no nos vamos a escapar". 
"La segunda es la de la rabia, la ira, la culpa. En esta fase estamos enfadados con el mundo entero, es el momento del: "¿Por qué a mí?". Lo bueno es sacarla, permitirnos sacarla, pero sin que nos cueste energía, sin quedarnos agotados, el universo se mueve evitando los gastos de energía inútiles y por eso yo os voy a proponer que saquéis la rabia sin alteraros. Les entrego una hoja de papel, de sucio, y les pido que escriban frases, les pongo tres ejemplos en la pizarra: "la vida es una p... m...", "esto no es justo", "estoy muy enfadada con todo el mundo por lo que me ha pasado". Me vuelvo, les miro y comento: "podéis poner tacos, palabrotas, decid lo que os de la gana, lo que necesitéis, es bueno permitírselo, sacad la rabia sin reparos". Algunos me preguntan:
Juanjo: "¿Hay que leerlo luego en voz alta?"
M.E.: "No, es solo para vosotros"
Clara: "¿Hay que poner el nombre?"
M.E.: "Claro que no, solo quiero que saquéis la rabia sin límites"
Les doy un tiempo. Algunas niñas empiezan a escribir y lloran, me parece positivo, están sacando fuera, de eso se trata. Les pido los papeles bien doblados. Los echo en una papeleta: "Ahora los quemaría, para que la rabia desaparezca por completo; pero no lo voy a hacer aquí, tendríamos problemas,(sonríen), me los llevo a casa y lo haré allí".
Creo que esta entrada va a quedar muy larga si continúo, así que el resto os lo cuento la semana próxima.

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