05 diciembre 2012

La primera en primero

Empezamos el curso y con él las actividades de convivencia. Este año tengo mucha suerte, hay varias tutoras de 1º y 3º de ESO que se han apuntado al Seminario, eso supone que van a aprender a hacer las dinámicas y actividades que propongo luego las pondrán en práctica en sus respectivos grupos.
De momento empiezo yo, la primera es para romper el hielo, para que los chicos se enganchen, se animen. Las tutoras, que siempre están presentes y dispuestas a colaborar como fotógrafas y participantes, se hacen a la idea de cómo hacerlo.
Siempre empiezo explicándoles que la verdad es como una tarta dividida en porciones y que si no tienes toda la tarta es imposible tener toda la verdad, que solo tienes tu trozo y que un trozo solo es eso, un trozo.
Es importante que comprendan que dos personas que afirman cosas opuestas pueden decir la verdad. Si yo digo que una persona tiene dos ojos y otro dice que solo tiene pelo, quizás se deba a que yo miro de frente a la persona y la otra ve su cabeza. Ambas tenemos razón, decir cosas diferentes, opinar diferente no es síntoma de una verdad y una mentira; todo puede ser cierto.
Les pongo ejemplos de cómo una situación se vive como un conflicto por pensar que mi trozo de tarta, de verdad, es toda la verdad y tengo derecho a enfadarme, a insultar, incluso a ofender a otros en vez de pensar que quizás hay otros trocitos de tarta que me pueden ayudar a ver todo diferente, a aceptar una situación, a comprender un comentario.
Les cuento una experiencia que viví cuando era Jefa de Estudios Adjunta, añado algunos comentarios que me parecen necesarios para alcarar y completar la situación. "Un día en el que estábamos las dos jefas apareció un profesor muy, muy enfadado, traía cogida del brazo a una alumna, (Esther una repetidora de 2º de ESO) y la soltó mientras decía: "aquí os la dejo, luego vuelvo, tengo una clase rota por su culpa" y se fue. La niña estaba de pie, alterada y digna, nos miraba como diciendo: "tengo razones para hacer lo que hice". En ese momento la Jefa de Estudios Principal (J.E.) le preguntó:
J. E.: "¿Qué ha pasado para que Alfredo esté así de enfadado?"
E: "No sé"
J.E.: "¿Cómo puedes decir eso?, te acaba de traer del brazo".
Esther se encogía de hombros, pero era palpable su rabia interna.
M.E.: "¿Tenías clase con él ahora?"
E: "No"
J.E.: "¿Qué hacías en su clase?"
E: "Hablar con Lidia" - su tono era cortante, pero poco a poco se volvía desafiante.
J.E.: "¿Te ha pedido Alfredo que salieras y no le has hecho caso?"
E: "No, he entrado a decirle a Lidia que la p... será ella".
J.E.: "A ver, ¿estaba la clase empezada y has entrado a decirle eso a Lidia?"
E: "Claro, que ella va diciendo eso de mí" - era evidente que culpar a Lidia le liberaba de responsabilidad, o así lo veía ella.
M.E.: "¿y hay que decírselo en mitad de una clase?"
E: "Es que me lo acaba de decir Almu".
Almudena es otra amiga del grupo, son del mismo pueblo.
Después de varios interrogatorios a todas las implicadas conseguimos descubrir que Lidia y Esther eran muy amigas, Almudena se sentía desplazada por lo que inventó una mentira que las separase. Lo malo es que funcionó, Esther no fue a buscar a Lidia, su amiga, su persona de confianza, para preguntarle qué había de cierto en esa habladuría; en ese momento creyó que lo contado por Almu era toda la tarta, no lo dudó y actuó en consecuencia.
Miro a mis "primerines" y les pregunto:
M.E.: "¿Entendéis lo de la tarta y la verdad ahora?"

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